Los embarazos en adolescentes son un problema de salud pública que genera complicaciones para la madre y para los recién nacidos, con un mayor riesgo de nacimientos prematuros y alteraciones nutricionales; además, se presentan complejas situaciones psicosociales, advierten los expertos.
“Una adolescente que queda en embarazo tiene más riesgos, que una mujer adulta, de sufrir alteraciones como anemia, hemorragias, presión arterial elevada y complicaciones durante la gestación y el parto, que podrían llevarle a la muerte. Además, su crecimiento y desarrollo pueden estancarse, pues a pesar de atravesar una etapa de inmadurez biológica se ve obligada a proporcionar los nutrientes necesarios para gestar una nueva vida”, explica Sandra Cardona, médica obstetra de la Clínica Colombia.
La doctora Cardona agrega que el hijo de una madre adolescente “tiene el doble de riesgo de morir durante el embarazo o en las primeras semanas de vida, con respecto al de una mujer de 20 a 30 años, y tiene más probabilidades de nacer prematuro o con bajo peso”.
Además, los expertos coinciden que un bebé con bajo peso al nacer será más propenso a desarrollar, durante alguna etapa de su vida, enfermedades crónicas, como: hipertensión, obesidad, diabetes, varios tipos de cáncer, trastornos en el neurodesarrollo y otras patologías.
Según cifras del Dane, en el 2021, 91.215 adolescentes entre los 14 y 19 años en Colombia se convirtieron en mamás, 886 de ellas tenían menos de 14 años.
La psicóloga del ICBF, especialista en familia, Karol Pineda, recalca que la adolescencia es un factor de riesgo para afrontar un embarazo, el cual se complejiza con los estigmas sociales y familiares que impiden que las gestantes adolescentes busquen atención médica oportunamente. “Este problema contribuye a la llegada tardía a los controles prenatales, incrementando aún más los riesgos, y una vez inicia, las embarazadas pueden no encontrar la respuesta adecuada, pues el sistema de salud las atiende bajo los mismos criterios y lineamientos existentes para las gestantes adultas, sin tener en cuenta todas esas particularidades físicas, biológicas, psicológicas y sociales, asociadas al embarazo en la etapa de la adolescencia”, comenta la experta.
Ante esta realidad, los expertos aseguran que es necesario crear programas para fomentar la información y los servicios requeridos para los jóvenes, a fin de concientizarlos y lograr una sexualidad responsable.
Asimismo, recalcan la necesidad de crear más centros de apoyo para las adolescentes embarazadas, tanto desde el punto médico como psicológico.