Gracias al ejemplo de su padre, quien fuera maquinista del Benemérito Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Cali, Luis Fernando Murillo decidió que el rumbo de su vida también se encaminaría al servicio hacia los demás y a proteger y salvaguardar vidas. “Por eso ingresé a la institución. Hice carrera bomberil desde 1.980 hasta estas alturas”, explica Luis Fernando, quien actualmente es Sargento Primero del Cuerpo de Bomberos de Cali.
Luis Fernando califica su labor durante estas cuatro décadas como satisfactoria, pues, “ha llenado parte de mí, la vocación la he tenido siempre que es servir a la comunidad. Siempre hemos trabajado con el dolor ajeno, pues en todo momento tenemos que llevar una voz de aliento y darle una solución a la gente, y en últimas, la gratitud de ellos hacia nosotros es maravillosa”, indica Luis.
Durante tantos años, el número de emergencias atendidas supera la memoria de Luis, pero hay una en particular que guarda como un tesoro en su mente, alma y corazón. “Fue el rescate de una familia completa en un quinto piso en Manzanares. Ellos quedaron en medio del fuego y rescaté a una niña que estaba debajo de la cama. Estuvo dos veces a punto de morir, tanto así, que duró más de 6 meses hospitalizada. Cuando ella salió del hospital, toda la familia me buscó para darme las gracias”, precisa Luis, aclarando que todos los sucesos que implicaban la presencia de niños, lo conmovían mucho.
Esta carrera como bombero, le ha permitido además de ganarse el cariño, respeto y reconocimiento completo de las personas, conocer numerosos países alrededor del mundo. “Donde quiera que vayamos siempre nos abren las puertas. He viajado por intermedio de la institución pues Bomberos Cali no tiene fronteras. Donde vayamos somos reconocidos y admirados”, señala Luis.
En conclusión, una vida entera dedicada al servicio hacia los demás. Minutos, horas, meses y años en los que se ha cruzado por miles de vidas como un ángel protector y como ese guardián de carne y hueso que encuentra su mayor recompensa en un abrazo y en un gracias desde el alma.