Actualmente, que está tan de moda la gestión y la inteligencia emocional, además de practicar el desapego en todos los ámbitos de la vida, se creería que iniciar nuevos caminos y alejarse de los seres queridos no debería ser en sí mismo un acto doloroso o traumático; sin embargo, el sistema familiar se compone de muchos aspectos y momentos que inevitablemente generan lazos y vínculos irrompibles.
“Cuando uno o varios de sus miembros salen definitivamente de ese sistema familiar para constituir nuevos sistemas, claramente va a tener un impacto en esa organización”, explica Verónica Lucía Molina Pertuz, psicóloga y docente de la Universidad Libre de Cali.
Igualmente, es importante aclarar que cada familia tiene o tendrá una manera diferente de asimilar y actuar frente a este tipo de situaciones. “Hay familias que lo asumen como una condición natural, como algo esperado o deseado; como habrá otras donde se vivirá como una experiencia más traumática y difícil, y puede desencadenar en una crisis”, agrega la psicóloga.
Por una parte, según la especialista, desde algunas corrientes de la psicología se ha popularizado la idea de que hay que practicar el desapego, pero, resulta que el apego es absolutamente importante porque es una programación biológica que tenemos para la supervivencia; sin embargo, el problema radica en la codependencia con nuestros hijos, por lo que resulta fundamental el principio de la autonomía.
“La autonomía no puede estar por sí sola sin que esté acompañada de la interdependencia. Es una invitación a que asumamos, como sistema familiar, la corresponsabilidad que tenemos del principio básico de la familia, que es la supervivencia en diferentes sentidos (material, afectivo, protección, reconocimiento y pertenencia)”, explica la también docente universitaria.
De esta manera, estas transiciones familiares se deberían vivir desde una perspectiva de corresponsabilidad afectiva, en donde cuidarse mutuamente sea proporcional a esa observancia de las diferentes etapas del desarrollo de los miembros de la familia. “Cuando los hijos parten, los padres deberían volver la mirada sobre sus propios proyectos de vida. Desde el inicio de la adultez mayor, donde puede coincidir con la independencia de los hijos, es la oportunidad perfecta para el cuidado de la salud mental y volver sobre sí mismo”, indica Verónica Molina.
Finalmente, la invitación para los padres y los hijos es entender este proceso, como todos en la vida, de evolución constante y de asumir retos que permitan un crecimiento íntegro, por lo que, más allá de la separación; representar un sentimiento de dolor, alegría y orgullo, también deberían ser inherentes al ver cómo los hijos toman esa compleja decisión que años atrás los padres también asumimos.