Para los padres separados, mantener una comunicación respetuosa y constante es fundamental, aunque la relación de pareja haya terminado, la responsabilidad compartida hacia los hijos continúa.
La separación de una pareja con hijos no significa el fin de la corresponsabilidad parental. Por el contrario, abre un nuevo camino en el que la comunicación respetuosa se convierte en una herramienta fundamental para garantizar la estabilidad emocional de los hijos. Aunque la relación de pareja haya terminado, el vínculo como padres permanece y debe cultivarse desde el respeto mutuo.
Una buena comunicación entre padres separados permite que los hijos crezcan en un entorno más estable, sin conflictos innecesarios que puedan afectarlos emocionalmente. Cuando los padres son capaces de hablar con madurez y empatía, los niños se sienten más seguros, menos culpables por la separación y con mayor confianza en ambos.
Por el contrario, una mala comunicación —cargada de reproches, gritos, o desinterés— genera inseguridad, ansiedad y, en algunos casos, sentimientos de abandono en los hijos. Es importante recordar que los niños absorben mucho más de lo que parece y se ven profundamente afectados cuando perciben hostilidad entre sus figuras de cuidado.
El Dr. Mauricio Arboleda Moreno, Psicólogo de la Asociación EMDR Colombia, considera que: “Sanar las heridas emocionales tras una separación es fundamental para evitar que los hijos se conviertan en herramientas de conflicto entre padres separados. Cuando los menores son utilizados para expresar rencores o disputas, se genera un daño psicoemocional profundo que afecta su desarrollo y bienestar. Por eso, es imprescindible buscar ayuda profesional que guíe a los padres a establecer límites claros y saludables, enfocándose en su rol como cuidadores y no como ex pareja.
El acompañamiento terapéutico permite construir una comunicación respetuosa y efectiva, donde las decisiones se toman pensando en el bienestar de los hijos. Establecer reglas claras de convivencia parental, alejadas de conflictos personales, protege a los niños y fortalece su estabilidad emocional. La intervención profesional es clave para transformar la relación entre padres separados en un espacio de apoyo y cuidado mutuo”.
Para evitar una comunicación conflictiva entre padres separados, es recomendable establecer límites claros y canales formales de contacto. Usar mensajes escritos para temas logísticos puede reducir malentendidos. Además, es esencial mantener el enfoque en el bienestar del hijo, no en los desacuerdos pasados como pareja.
Otro tip valioso es separar los roles: dejar a un lado las emociones personales al momento de tomar decisiones parentales. Si la conversación comienza a escalar, lo mejor es detenerla, calmarse y retomarla más adelante con mayor serenidad. Recordar que se trata de construir acuerdos, no de ganar discusiones.
La neutralidad también es clave, evitar hablar mal del otro padre frente al niño y no poner a los hijos en el medio de los conflictos es una señal de respeto y madurez. Los niños no deben sentirse forzados a tomar partido ni ser mensajeros de uno u otro.
Buscar apoyo profesional, como la mediación familiar o la orientación psicológica, puede ser muy útil en casos donde la comunicación está muy deteriorada. Estos espacios permiten canalizar los desacuerdos de forma constructiva y centrarse en los derechos y necesidades del menor.
Recuerda siempre que una buena comunicación permite tomar decisiones en conjunto, evitar malentendidos y, sobre todo, garantizar un entorno emocionalmente estable para los niños. Cuando los padres separados colaboran con empatía y madurez, los hijos se sienten más seguros, valorados y protegidos.
En definitiva, la comunicación respetuosa entre padres separados no solo mejora la convivencia, sino que fortalece el desarrollo emocional de los hijos.
¡Los padres separados deben criar desde la cooperación, la empatía y el respeto, es el mejor regalo que se puede ofrecer en medio de un proceso de cambio!