Las pausas activas en la jornada laboral no solo benefician la salud, sino que también impulsan el rendimiento y la productividad.
En un mundo laboral cada vez más dinámico y exigente, la productividad suele asociarse con largas jornadas de concentración continua. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que hacer pausas activas durante el trabajo no solo mejora la salud física y mental, sino que también aumenta la eficiencia y el rendimiento laboral.
¿Qué son las pausas activas?
Son breves interrupciones durante la jornada de trabajo, destinadas a realizar movimientos físicos simples como estiramientos, caminatas cortas, ejercicios de respiración o movimientos articulares. Estas acciones ayudan a contrarrestar los efectos del sedentarismo y a despejar la mente.
Beneficios físicos
Pasar muchas horas frente a un computador o en una misma postura puede generar fatiga muscular, dolores articulares y problemas circulatorios. Las pausas activas mejoran la postura, activan la circulación y reducen el riesgo de lesiones laborales relacionadas con el sedentarismo.
Camilo Andrés Taborda, Gestor en SST de SIILP SAS.: “Las pausas activas son pequeños descansos que hacemos durante la jornada para mover el cuerpo, estirarnos y soltar tensiones. Deben durar solo unos minutos, pero ayudan mucho a deshacer la rigidez y el cansancio que se acumulan por estar mucho tiempo en la misma posición.
Las pausas activas benefician tanto a las empresas como a los trabajadores. Para las organizaciones, estas prácticas contribuyen a que los equipos mantengan mayor energía y concentración, reducen molestias físicas que pueden derivar en ausentismo, y favorecen un mejor ambiente laboral, ya que las personas se sienten más cómodas y motivadas.
Para los colaboradores, alivian dolores en cuello, espalda, hombros y manos, mejoran la postura y la circulación, elevan el estado de ánimo, disminuyen el estrés y permiten continuar la jornada laboral con mayor comodidad y menor fatiga.
En pocas palabras, las pausas activas son una forma sencilla y práctica de cuidar la salud en el trabajo y sentirnos mejor durante el día. Aseguró Taborda.
Beneficios mentales
Además de cuidar el cuerpo, las pausas activas también revitalizan la mente. Ayudan a reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y aumentar la concentración. Un cerebro descansado es más creativo, ágil y capaz de tomar mejores decisiones.
Impacto en la productividad
Al contrario de lo que se cree, detenerse unos minutos no retrasa el trabajo. De hecho, mejora la eficiencia. Las pausas activas permiten retomar las tareas con mayor claridad y energía, evitando errores por cansancio o desconcentración.
Aplicación en el entorno laboral
Muchas empresas ya incluyen rutinas de pausas activas en su cultura organizacional. Estas pueden ser dirigidas por profesionales o autogestionadas por los empleados. Lo importante es que se realicen de forma periódica y se integren naturalmente en la jornada.
Hacer una pausa no es perder tiempo, es invertirlo en bienestar; incluir pausas activas en tu rutina diaria te ayudará a sentirte mejor, rendir más y cuidar tu salud a largo plazo.
¡Levántate, estira los brazos y recarga tu energía! Tu cuerpo y mente lo agradecerán.